martes, 19 de mayo de 2015

El jardin y la meditacion

No todo el mundo entiende los poderes de la meditación. Muchas personas la ven como algo muy de moda y piensan que esta no tiene efectos reales en nuestro cuerpo y mente. Sin embargo les puedo asegurar por experiencia propia, que dedicarle unos minutos diarios a la meditación les puede cambiar la vida. Existen muchísimas formas de meditar y cada cual debe escoger la que más le convenga. La meditación es simplemente dedicarle un poco de tiempo al ser y al estar, más que a pensar o a reflexionar sobre las cosas. La meditación es un momento para centrarnos y sencillamente ser uno con el resto del universo. Se puede meditar en cualquier lugar, pero entiendo que es mejor crear un espacio silencioso y personal para obtener mejores resultados. Un rincón de paz y un lugar donde sentirse seguro y en conexión directa con la naturaleza. Por eso pienso que no hay mejor lugar que nuestro jardín. Escoge un lugar fijo En realidad se puede cambiar de lugar cada vez que se medite. Pero escoger un lugar fijo y donde uno se sienta a gusto reduce las distracciones que se pueden encontrar en lugares nuevos, desconocidos e impredecibles. Para comenzar, salir al jardín y buscar un rincón donde no se escuchen sonidos exteriores, como el sonido de los autos, el televisor del vecino, etc. Si es imposible evitarlos, al menos buscar esa esquinita donde se escuchen menos. La idea es tener una buena base para el nuevo rincón de paz. Filtra los sonidos que sean inevitables Si vivís en la ciudad quizás es imposible evitar algunos ruidos. Lo mejor que podes hacer es comenzar a filtrarlos o cubrirlos con otros sonidos que te lleven a un estado de tranquilidad. Es importante que estos sonidos sean constantes y suaves. Uno de los sonidos más poderosos es el del agua. Una pequeña fuente con agua corriendo te ayudará a disipar los sonidos de la calle diluyéndolos en su fluvial caída. También puedes incluir “windchimes”, campanillas o tubos de viento. Coloca imágenes de paz La mayoría de las personas que conozco meditan con los ojos cerrados. Entonces se preguntarán qué efecto puede tener el agregarle al jardín figuras que transmitan paz. La idea detrás de estas figuras es que cada vez que abra los ojos tengas contacto con objetos que reconoces y que refuerzan el hecho de que estás en un lugar, digamos algo sagrado. No me refiero a figuras religiosas, aunque si es eso lo que le transmite paz, adelante. Igual puedes incluir al Buda, un cazador de sueños, animales mitológicos como un unicornio, etc. Rocas de gran tamaño sobre arena Las rocas de gran tamaño igual que los dibujos hechos sobre la arena transmiten paz. Quizás es que nos sentimos más vulnerables al ver estas grandes formaciones de piedra o tal vez son los minerales que las componen. En los jardines Zen por ejemplo, es muy común utilizar diferentes tamaños de piedra. Estas se colocan sobre grandes espacios rellenos de arena. Luego se les dibujan ondas alrededor, simulando las que se formarían naturalmente en el agua. Para agregarle un toque vegetal al espacio, también se le pueden intercalar algunos cacharros con plantas, como la escultórica rosa del desierto o algunas suculentas. Trabajar en el jardín Meditar no solo significa estar callados o quietos. Muchas veces haciendo trabajos manuales se puede conseguir ese estado de paz y tranquilidad, sobre todo cuando trabajamos en el jardín. A mí personalmente me relaja trabajar con las plantas y en especial con la técnica del kokedama.

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